Un Monje en Lincoln Road

 

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Lincoln Road, una oda al materialismo, el corazón de Miami, ahí caminando una mañana nublada junto a una de mis personas favoritas, el destino habló. Entré a una librería que me gusta mucho, al pasar a la sección de libros en español mis ojos enfocaron uno – que quería – El Libro de la Alegría, los rostros sonrientes del Dalai Lama y del Arzobispo Desmond Tutu te generan paz solo con mirarlos. Lo compré y valió la pena cada página leída. Pero la historia no trata enteramente de la sabiduría compartida en este libro, no. Estas líneas van de como la vida te manda señales, de como la vida inspira.

Al salir de la librería recorrimos unas cuadras y encontramos un monje tibetano quien estaba pidiendo colaboración para su monasterio, al colaborar te obsequiba una pulsera tibetana (amuleto de la buena suerte y que te conecta con tu ser). No cargabamos efectivo y por eso no quise tomar la pulsera (me parecía un abuso y creo en el karma). Seguimos nuestra caminata, pero no dejaba de pensar en el monje y se lo comenté a mi prima: ojalá hubiese tenido dinero para aceptar la pulsera. Decidimos almorzar y elegimos un restaurante en Ocean Drive (el que ofrecía el menú más económico con margaritas incluidas) y fue ahí – donde se mezclaban distintos idiomas y de fondo sonaba Celia Cruz – cuando le daba vueltas al pitillo de la Margarita que vi al monje acercándose a nuestra mesa.

En un inglés, tan básico como el mío, dijo: this is for you, and for you (nos entregó una pulsera a cada una). Yo seguía sin efectivo, le pedí disculpa porque no podía colaborarle y el – con una tranquila sonrisa – respondió: is for you, is the destiny. Antes de irse soltó algo como: keep it with you forever.

Fue un encuentro corto que me dejó pensando en las señales que se presentan en la vida, en probabilidades. Habían pasado varias horas desde que vi al monje por primera vez y ahora me había regalado la pulsera que tanto quería. Todo pasó el mismo día en que compré un libro del Dalai Lama. Almorzamos y nos fuimos a contemplar lo más hermoso del mundo: el mar.

Ahí con el Atlántico de frente y hablando nos dimos cuenta que ser feliz es fácil, pero nosotros complicamos la existencia. Días después empecé a leer El Libro de la Alegría y hoy puedo decir que cambió mi perspectiva de la vida, porque todo se trata de eso de perspectiva.

Respeto todas las religiones, a creyentes, a los ateos – porque el respeto para mi es esencial – pero siempre he tratado de tomar lo mejor de cada religión porque al final creas o no el amor y la compasión son la base de estas religiones y son los valores que deberían mover al mundo.

La vida inspira al ponerte libros, pulseras y monjes en el camino. Que siga esta inspiración y que siempre recuerde que nada es permanente, todo cambia.

 

 

«Con nuestros pensamientos creamos el mundo».

Cita del Dhammapada.

 

 

Seguir: verbo y mantra.

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21 de febrero de 2015, eran las 11:11 de la noche (magia o no, pero algo me pasa con ese número). 21 de febrero de 2018, muchas cosas han cambiado en estos tres años. Yo he cambiado, el mundo ha cambiado. Pero en este eterno movimiento los verbos conjugan justo a tiempo.

Mi verbo de hoy es: seguir. Yo sigo, tú sigues, nosotros seguimos. Castellano básico, pero más allá de las letras la vida misma te obliga a seguir – (magia), escribo esto y son las 11:11 de la noche y de fondo suena Vicentico cantando Creo que me enamoré, la estrofa dice: seguí tú fuego brillando en el cielo, te encontré, te encontré y me desperté-. Y es que si seguimos pasa eso, encontramos lo que queremos o por lo menos lo intentamos.

Sigo después de una pausa, cuando decidí abrir un espacio en el infinito 2.0 lo hice porque dejé un trabajo donde crecí y aprendí, en esos días sentí tristeza, quizás con los trabajos pasa como con los primeros amores – al dejarlos te queda un vacío – en mi caso necesitaba desahogarme y lanzarlo a algún lugar. Durante cuatro años todas las frases que salían de mi cabeza pasaban por una rotativa, luego al papel y luego a la calle para ser leídas. De ahí el nombre: Sin Rotativa, pues para escribir, para expresar lo que siento no hacen falta grandes artificios.

Heme aquí escribiendo este texto de reconciliación conmigo, con el que espero seguir haciendo lo que me gusta, ofreciendo lo que tengo. No me gusta llamarlo blog, me gusta decirle: espacio o lugar, uno donde me siento cómoda jugando con las letras. Aquí seré ordenada, compartiré secciones como esta – Mi Ejercicio – donde escogeré una palabra o verbo y escribiré sobre eso, el primero es: SEGUIR. Habrán crónicas, cuentos, una sección será de «notas musicales», moda, libros, todo lo que me genera alegría y paz.

En Sin Rotativa, también quiero mostrarme, hacer de esto un portafolio web (nunca sabes quién pueda leerte), quizás alguien necesite ayuda para expresar en letras lo que tiene en la cabeza, sacar su musa o simplemente enamorarse de escribir. Creo, puedo ayudar al mundo desde esta esquina 🙂

Al principio dije que los verbos conjugan justo a tiempo y eso es lo que pasa hoy. Decidí seguir con Sin Rotativa porque es el momento o por lo menos así lo siento. Se vienen cosas nuevas para seguir aquí, allá, seguir donde me sienta libre. Seguir.

 

 

Relatos del último mes

Miguel eres el 39, en el día 40. Nunca, nunca me han gustado los números, las cifras, siempre les huyo. No me gusta que te califiquen, aunque desde que nos iniciamos socialmente andamos en busca de un 20, los números se los dejo a los matemáticos.
El asesinato de Miguel hizo que muchas cosas en mi se removieran, una de ellas ha sido mi rechazo a las cifras. El 39, en el día 40, es tan impersonal, tan dígitos numéricos, tan carente de vida. Por casi cuatro años, cada mes, cada semana, convertía nombres en números, números que escondían una vida, números que hacían más visible el boletín de la muerte. Llevas las estadísticas?, me preguntaban mis editores – Sí, siempre debí llevarlas. Un fin de semana ‘tranquilo’, cerraba con 12 personas asesinadas. Un mes ‘normal’, con 60 – 80. Un año?, con miles. Si, Barquisimeto ha aportado una gran cuota a esa dantesca cifra de más de 200 mil personas asesinadas en años de Revolución. Yo misma presencié incontables escenas llenas de sangre y dolor. Creí haberme ‘curado’, después de haber sido ‘redactora de la muerte’, pero no. Es imposible curarte del dolor.
Miguel, no quiero que se te recuerde como el 39 del día 40, el ‘Caído’, hay que recordarte como lo que no pudiste ser, como lo que un Gobierno asesino te impidió ser, como ese periodista deportivo que deseaba escribir o narrar las hazañas de nuestros caballos en la MLB, como ese hijo rebelde que, aunque su padre le dijo que no protestara salió a la calle. Tu asesinato duele y mucho. No te conocí, pero me has sacado lágrimas, no te conocí, pero para mi no serás el 39. Para mi eres, fuiste y serás Miguel Castillo, un periodista que seguro se llevaba bien con las cifras, esas cifras de average, de goles, de puntos. Que tú asesinato no se quede en el 39. Justicia?, no habrá, libertad?, espero que sí.

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Del Gabo y su premonición – Hugo Chávez, nombre imborrable en la memoria colectiva venezolana, lamentablemente siempre lo tendremos presente, por arruinar nuestro país, por sembrar odio, por dañarnos como sociedad. Pareciera que al magnánimo Chávez no lo quieren ni los que osan a calificarse como adeptos a su ideología política, pues son ellos quienes buscan acabar con la ‘Bicha del 99’, la bandera de Chávez. A Hugo no lo quieren ni en su querida Sabaneta, a Hugo le prenden fuego, a Hugo lo vuelven mierda. En estos momentos entiendo esa frase, ese deseo «que Dios le de larga vida para que las pague aquí», me encantaría que Chávez estuviese vivo para que viera todo lo que está pasando.
Si Hugo estuviese vivo debía leer la entrevista que, en el 99, le hizo García Márquez, ‘El Enigma de los dos Chávez’, el Gabo siempre lo supo, Chavez escondía dos demonios o muchos más. Hace días me topé con este texto y lo releí, al terminarlo sentí asco, rabia, impotencia. El escritor describe, con su toque socialista y caribeño, al militar venido a presidente, lo dibuja como un encantador de serpientes, una cara de llanero simpático que esconde odio.
Entre cuentos de cuando deseaba ser pelotero y su ascenso a Miraflores, Chávez narra, con dolor, las veces que siendo soldado le tocó ver como mataban a golpes a opositores, cuenta como el 27 de febrero de 1989, sacaron de Fuerte Tiuna a cientos de soldados y la única orden era «hay que parar la vaina como sea», Chávez cuenta el dolor que le produjo ver a los soldados matando a su pueblo, a esos que estaban destinados a ‘proteger’. Chávez déjame decirte que tus miserables Fuerzas Armadas Bolivarianas, están matando al pueblo en 2017, lo hacen usando tú legado. Lo hacen porque tú pusiste los precedentes, lo hacen porque siempre fuiste dos o más demonios.
García Márquez termina ese texto diciendo: «Me estremeció la sensación de haber viajado y hablado con dos hombres. Uno a quien la suerte empedernida le ofreció la oportunidad de salvar a su país. Y otro un ilusionista, que podía pasar a la historia como un déspota más».
Pasaste a la historia como ese Chávez, el déspota, el asesino, el dictador.

 

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Somos uno – UN cuerpo, UNA mente y UN corazón! Pero desde hace rato no soy UNA entera, mi cuerpo está en el Norte, mi mente y corazón en el Sur. – Como venezolana y si a eso se le suma ser periodista se me hace MUY difícil desentenderme de lo que pasa día tras día en Venezuela, Twitter e Instagram se han convertido en ese lugar en el que paso bastante tiempo durante el día [aunque quisiera bajar la dosis, no puedo]. Impotencia, tristeza, ansiedad, esperanza, desasosiego son algunos de los sentimientos que se atraviesan en mi cada vez que pienso en lo que pasa en mi país.
No estar allá en este momento me genera una ‘ensalada sentimental’ [termino robado a @masdulcita] debería ‘alegrarme’, por no estar?, debería sentir tanta impotencia?. Cómo juntamos el cuerpo, la mente y el corazón?! Será que los venezolanos que estamos en otros lugares nos multiplicamos y ahora tenemos muchas mentes y corazones regados?! Cuando en Chile empezaron las protestas y rebelión contra Pinochet, la oposición pedía a las personas mayores y a los exiliados que oraran y que sus corazones pidieran por su patria, ellos creían que toda esa energía haría mella en el dictador – Creamos lo mismo!

Una bienvenida con sabor a desahogo

De qué sirve tener un tiraje de miles y miles de ejemplares, cuando no le estás aportando nada a la sociedad. Cuando lo único que sale a la calle retratado es violencia. De nada vale tener una mega rotativa cuando no se hace periodismo.

A las 11:11 de la noche de un sábado escribo las primeras líneas de este blog. Desde hacía varios meses tenía ganas de crear un sitio, algo así como un diario personal, donde pudiera plasmar lo que quiero.

Escribir es una terapia de relajación, de desahogo. O por lo menos en esto se ha convertido en los últimos meses. Durante cuatro años estuve escribiendo y describiendo día tras día la realidad tan cruda que se vive en este país. En aquellas jornadas interminables en la redacción de un periódico escribir me cansaba. Habían momentos en donde remataba párrafos con frases trilladas solo para salir temprano, porque necesitaba un respiro. Necesitaba dejar atrás tanta violencia. Tanta sangre.

En el pasado quedaron las estadísticas rojas, esas donde las personas después de muertas se convierten en ‘el homicidio número 150 en lo que va de año’. Pasan a ser un número que después se olvida.  Habían días en los que amanecía y me decía ‘pareciera que lo único que se dan son malas noticias’. Asesinatos, secuestros, accidentes, robos. Sucesos que a pesar de lo crueles que eran ‘vendían’.

Cuando eso sucedía se me presentaba un dilema ético, pues me preguntaba [y aún lo hago] por qué las personas se empeñan en leer lo feo?, por qué empiezan a leer los periódicos por la sección de sucesos?, por qué?. No digo que sean todos, pero la mayoría lo hace. Más de una vez ‘altos gerentes’ me felicitaron porque ‘ese accidente hizo que se vendiera todo el tiraje del periódico. No hubo devoluciones’. Ese comentario lo hicieron poco antes de que tomara la decisión de renunciar.

De qué sirve tener un tiraje de miles y miles de ejemplares, cuando no le estás aportando nada a la sociedad. Cuando lo único que sale a la calle retratado es violencia. De nada vale tener una mega rotativa cuando no se hace periodismo.

Ese no era el periodismo que quería hacer. Durante cuatro años pateé calle, crecí personal y profesionalmente. Pero cuando ya no das para más es mejor decir: hasta aquí llego.

Me confieso una fiel enamorada del periodismo, para mi no es una profesión. Es una vida. Ahora que estoy alejada de los medios veo en otra perspectiva todo lo que pasa en mi país. Ahora escribo lo que realmente quiero, sin usar estadísticas rojas.

No se deja de ser periodista en ningún momento, ni siquiera estando fuera de una redacción. Quizás los que estamos fuera somos los más apasionados, porque realmente defendemos nuestros ideales.

En este blog iré colgando esos arranques que me den. No se si alguien me leerá, pero para quien lo haga: gracias.